viernes, 16 de septiembre de 2011

Un concejal para Bogotá




Por Enrique Santos Molano, Bogotá 15 de septiembre de 2011.

Bogotá necesita concejales que amen la ciudad y posean capacidades para servirla desinteresadamente.

    Bogotá necesita un gran alcalde mayor y también requiere con desesperación un gran concejo. Un gran concejo en el que todos y cada uno de sus miembros tengan vasto y profundo conocimiento de la ciudad, tanto en sus bondades como en sus defectos. Un concejo resuelto a defenderla de la embestida de los corruptos, de la robadera de los contratistas voraces e ineptos que se le están engullendo todos sus recursos de inversión, en un carrusel de despilfarro que ya tiene comprometida la economía de nuestra ciudad por varias generaciones.

Supongo que los distintos partidos se habrán esmerado en integrar sus listas con lo mejor de lo mejor,  y que del 2012 al 2015 tendremos un concejo admirable, como el que de 1916 a 1920 integraron Eduardo Santos, Alfonso López, Enrique Olaya Herrera, Laureano Gómez y muchos otros que en ese período sentaron las bases de la Bogotá del siglo XX.

    Conozco, y he tenido la fortuna de ser su amigo por muchos años, a Rafael Colmenares Faccini,  postulado en las listas del Polo Democrático Alternativo, con el número 9. La candidatura de Rafael Colmenares fue lanzada el pasado jueves 8 de septiembre en la sede del Polo, barrio La Soledad, con asistencia de más de trescientos ciudadanos, que se hicieron presentes no obstante el aguacero torrencial que caía en esos momentos. El candidato al concejo fue presentado por Aurelio Suárez Montoya (candidato del Polo a la alcaldía) y por los representantes Iván Cepeda y Germán Navas Talero.

    ¿Quién es Rafael Colmenares Faccini? Su nombre es conocido ampliamente como promotor del referendo por  el agua, en el 2008-2009, que tuvo el respaldo de más de dos millones de firmas en el país. (Fue arteramente distorsionado y saboteado en el Congreso por la bancada de 'la U').  Abogado y escritor, Rafael Colmenares ha dedicado sus esfuerzos y energías a trabajar con los movimientos sociales indígenas, campesinos y afrodescendientes; defensor de los humedales de Bogotá; promotor de la agricultura urbana, de los acueductos comunitarios y de otras iniciativas sociales que propenden al mejoramiento de la calidad de vida de los urbanitas. En defensa del agua, es decir, de la vida misma, Rafael Colmenares ha navegado más de mil kilómetros de ríos del país y ha participado en el Foro Social Mundial, que plantea y construye alternativas a la depredadora globalización neoliberal, cuyos efectos podemos verlos en la megacrisis económica que está sacudiendo al mundo desde el 2008 y con la que el nefasto ex presidente César Gaviria pretende seguir arruinando el país, que todavía, veinte años después, no se ha repuesto del apagón cesargavirista.

    Entre 1994 y 1997, Rafael Colmenares fue miembro de la junta directiva de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), en representación de los ambientalistas; y de 1997 al 2009 dirigió Ecofondo.

    ¿Qué les ofrece Rafael Colmenares a los ciudadanos si es elegido concejal? En la brillante exposición que hizo el día de su lanzamiento, con un análisis detallado de cada punto, que demostró su inteligente conocimiento de los problemas y necesidades de Bogotá, prometió luchar por el mínimo vital gratuito de agua para toda la población por un acuerdo del concejo que cuente con el apoyo de los ciudadanos y el rechazo de los mismos a los gestores privados en el Acueducto de Bogotá. Colmenares presentará, y batallará para hacerlos realidad, acuerdos que den prioridad a la educación, la salud, la soberanía alimentaria y el medio ambiente en el presupuesto de Bogotá. No más carruseles de contratos, ni obras faraónicas que, como el conector de la circunvalar y el puente de la 100 con 15, cuestan miles de millones y no sirven para nada.

    Defenderá con ahínco los cerros, los humedales, el ciclo del agua, la recuperación del río Bogotá y la arborización de la capital. No descuidará por un segundo la protección de los derechos laborales para todos los trabajadores, mediante la abolición de la intermediación laboral, que sustituirá por el derecho al trabajo de los informales, y de los pequeños y medianos empresarios  y transportadores.

    No menos importante en el programa de Rafael Colmenares será la búsqueda del acceso de los sectores populares a vivienda de calidad con precios justos y planes de construcción concebidos y ejecutados por la administración del Distrito Capital. Propiciará que el transporte y los servicios públicos tengan un carácter eminentemente social, confiados a manos públicas y comunitarias, "con eficiencia, transparencia, control social y tarifas sociales".

    Por último, pero de igual trascendencia: impulso a los mercados campesinos, la agricultura urbana y la producción agropecuaria sostenible en la zona rural del Distrito. Rechazo frontal a la pavimentación y urbanización de la Sabana, y no rotundo a la minería en Bogotá; protección del patrimonio público, la ETB, la Red Hospitalaria y las empresas distritales.

    Rafael Colmenares cree con plena convicción que el ejercicio intenso de la democracia, la participación, la equidad de género y la justicia tributaria traerán como resultado hacer de Bogotá la ciudad del Buen Vivir.

    Abran el ojo los buenos ciudadanos que el próximo 30 de octubre votarán para renovar el concejo de Bogotá. Que el vocablo renovar no sea el trágico "cambiar para que todo siga lo mismo", como ocurriría si, según el aforismo de Jorge Eliécer Gaitán, "elegimos a los mismos con las mismas", o lo que sería aún peor, si elegimos a distintos próceres con las mismas mañas.

    Bogotá necesita un concejo con cuarenta concejales integérrimos, que amen la ciudad y que posean las capacidades para servirla desinteresadamente. Rafael Colmenares es uno de ellos.

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