Por Ángela Escobar, Barrio Nicolás de Federmán, Correo electrónico: angelaescobarg@gmail.com, artículo publicado en la franja amarilla edición 1.
El 20 de julio de 2010, en el discurso de instalación del Congreso, el vocero de la bancada, senador Jorge Enrique Robledo, declaró formalmente la oposición al gobierno de Santos. No podía ser de otra manera. Este gobierno profundiza la política uribista basada en la defensa de los tres huevitos que impulsó el mismo Santos, como Ministro de Defensa de Uribe: seguridad democrática, confianza inversionista y cohesión social.
Los proyectos de ley presentados al Congreso por este gobierno se orientan en esta dirección. El principal, el de sostenibilidad fiscal, que con el argumento de que los gastos del Estado no pueden superar sus ingresos, borra de un plumazo los derechos garantistas consagrados en la Constitución, como la tutela, la educación, la salud, la recreación y el derecho al trabajo digno y les pone una camisa de fuerza a los fallos judiciales. El ministro de Hacienda Echeverri devela la verdadera intención del proyecto cuando afirma que la sostenibilidad fiscal es necesaria para que “los negocios puedan prosperar”. En esta misma dirección, el gobierno busca brindar todas las garantías a las inversiones del gran capital financiero. He ahí su lema principal, disfrazado tras la demagogia de la “prosperidad democrática”.
La línea de oposición al gobierno de Santos y al modelo económico neoliberal y en defensa de los intereses nacionales fue ratificada por el Polo el 25 de noviembre de 2010, fecha en que celebramos los cinco años de su fundación, y por la Junta Nacional del 4 y 5 de febrero. Lo demostraron sus debates en el Congreso denunciando la empresa criminal que montó el DAS contra el PDA tratando de dividirlo y de mostrarlo como corrupto y afecto a las Farc. Lo pusieron también de manifiesto los debates sobre la parapolítica, Agro Ingreso Seguro, los negocios de los hijos del Presidente, los falsos positivos y la seguridad democrática y, en el actual gobierno, contra la política minera y la política rural, entre otros. El Polo ha venido oponiéndose a los Tratados de Libre Comercio, TLC, que arruinarán el agro y la industria y sumirán a nuestra nación en el hambre y el desempleo (el desempleo y el subempleo o rebusque llegan a 72 por ciento), y a la instalación de siete bases norteamericanas en nuestro país, que implicarían la pérdida de soberanía.
Nuestro partido, al declararse en oposición a Santos, ha reafirmado su deseo de alcanzar una Colombia soberana y verdaderamente democrática y se ha convertido en la esperanza de la mayoría de compatriotas que han ligado su suerte personal a la de la nación.
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